DERECHO A LA VERDAD, JUSTICIA Y REPARACIÓN
María viene de un pueblo cerca de la frontera de panamá,
ella tiene 22 años y tuvo que huir con sus 3 hijos a un pueblo cerca ya que a
su esposo Jesús un grupo armado irregular lo asesinaron. Y este es su relato.
“Nunca pensé que algo como esto pudiera pasarnos. Mi
esposo no estaba envuelto en nada, no era un líder, no le interesaba la
política. Nunca hablaba de estas cosas, solamente trabajaba en un río, tenía un
bote.
“Ellos vinieron el sábado por la mañana y se lo
llevaron, con otros cuatro hombres del pueblo. Se fueron en un bote.
“Esperamos y esperamos toda la noche. Pensé que tal
vez regresaría por la mañana, que ellos solamente se lo habían llevado para
hacerle preguntas y se darían cuenta de que tenían a la persona equivocada. Por
la mañana, los hombres del pueblo fueron a buscar. Regresaron por la tarde.
Habían encontrado dos de los cuerpos en el bosque, pero no el de mi esposo. Más
tarde recibimos el mensaje de que los cuatro hombres estaban muertos.
“Todos nos fuimos juntos, las 78 familias. No había
tiempo para empacar nada, sólo llevamos lo que podíamos cargar. Yo tuve que
cargar al bebé, así que no pude tomar mucho más. Se toma cinco horas en mula
para venir acá, pero no teníamos suficientes mulas. Para quienes íbamos
caminando, nos tomó todo el día y toda la noche.
“Las personas acá han sido muy amables. Nos dieron un
cuarto para quedarnos y conseguimos comida, al menos para los siguientes tres
meses. No sé qué pasará después de eso. Mi familia es de Antioquia, tal vez
debería volver con ellos. Ahora estoy sola, con 3 niños. El niño tiene 6 años,
después sigue una niña de 4. El bebé es un niño y tiene sólo 10 meses.
“Hoy ha sido difícil. Fui a conseguir el certificado
de que mi esposo está desaparecido. No me pueden dar el certificado de que está
muerto porque no hay cuerpo. Dicen que lo podrán hacer en dos años y entonces
seré una viuda. Me ha hecho sentir muy mal. Yo sé que él ya no está, claro,
pero hasta ahora no se sentía del todo real.
“Me siento muy sola. Y tengo mucha rabia, eso si. ¿Por
qué nos pasó esto a nosotros? No denunciaré a los asesinos porque tengo mucho
miedo. Si me los encontrara en la calle, no les diría nada. Todo lo que quiero
saber ahora es qué han hecho con el cuerpo de mi esposo.
“Nunca los perdonaré. Es más enseñaré a mis hijos a no
perdonar. ¿Cómo podría, cuando ni siquiera puedo decirle a mis hijos – acá es
en dónde descansa su padre?
La Ley: Extractos de las Sentencias T-327 de 2001 y
T-881 de 2002 de la Corte Constitucional de Colombia: El desplazamiento forzado
es un delito y por lo tanto, sus víctimas tienen derecho a la justicia, la
verdad y la reparación. El Estado debe garantizar el acceso y participación de
las personas desplazadas en los procesos jurídicos que conduzcan a esclarecer
las circunstancias del desplazamiento, así como a encontrar y responsabilizar a
los autores materiales e intelectuales
No hay comentarios:
Publicar un comentario